Lo que queda del Cine Arteplex: en la fachada aún pueden verse los estrenos que estaban en cartelera |
Parece algo extraño hablar
de una crisis del circuito independiente cuando el BAFICI, o el Festival de
Cine de Mar del Plata, arrasan en convocatoria. Lo que ocurre, es que estos
festivales no muestran una tendencia realista de los gustos del público. Son
indicadores más bien, de que el cine independiente sólo vende si se lo
promociona con bombos y platillos en el marco de eventos donde la gente puede
hace algo más que ver cine. Basta
con mencionar que el ahora inexistente complejo Arteplex Belgrano, tuvo que cerrar
dos semanas después de funcionar a pleno como sede del BAFICI.
No es un hecho aislado. Se
trata de una tendencia que viene dándose en el circuito del cine arte donde
cada personaje pone una piedra más sobre un barco que se hunde. Los dueños de los cines invierten muy poco en
el confort y calidad de las salas, excusándose en los magros márgenes de
ganancia. Los distribuidores tardan demasiado en traer las películas y los
públicos quieren proyecciones de calidad por un costo casi nulo. En el medio de
esta crisis, la burbuja especulativa inmobiliaria catapulta los alquileres
hacia arriba junto con los delirios de riquezas rápidas de los propietarios,
alcanzando a las salas del cine independiente. Aumentan los costos de inversión
y el dinero huye hacía mercados más rentables.
Lo que fue, ya no será
En noviembre de 2010,
la cadena Arteplex cerró sus salas en Caballito por las mismas razones que las
de Belgrano: alquileres altos (se estima que en Belgrano alcanzaba los 20.000
dólares) y bajos ingresos en las ventas de entradas. Actualmente mantiene en funcionamiento dos
complejos (Arteplex Centro y Villa del Parque) que recaudan poco en relación a
las ganancias esperadas por los empresarios. Esto se traduce en poca inversión
en las salas en cuanto a comodidad y calidad de las proyecciones. Además, sus
dueños han incursionado en el negocio del cine comercial 3D, operando con un nombre
distinto (CPM Cinemas) y construyendo un complejo de seis salas en el Centro
Comercial Nordelta (Tigre). Próximamente, construirán otro en Gonzalez Catán,
en el futuro shopping que se construirá en esa zona (Catán Shopping). Frente a este panorama, en internet corre el
rumor de que la cadena Arteplex está a la venta desde hace un tiempo, y
considerando la falta de motivación de la inversión empresarial y los bajos
ingresos, los dos complejos restantes podrían
tener los días contados.
Hay otros dos ejemplos
claros. En abril del 2009, Constitución fue el barrio sede de una experiencia llamada
Art Cinema, que involucraba un complejo con tres salas exclusivas para la
proyección de cine arte. Era una apuesta independiente interesante, en manos de
directores como Daniel Burman y productores cinematográficos como Fernando
Sokolowicz. Contaban con el apoyo del
INCAA y de la Ciudad de Buenos Aires, y la propuesta consistía en proyectar cine
arte en salas de calidad. El complejo operó hasta julio del 2011, cuando se anunció que
pasaría a manos del INCAA, inaugurándose allí el Espacio Incaa km3 Artecinema.
Las razones del salvataje son obvias. Si bien no se conocen los márgenes de las
ventas, es evidente que eran pobres. Era
común asistir a una función y ser el único espectador en toda la sala, o contar
con la grata compañía de dos o tres personas más. Se estima que entre las
probables causas del fracaso de esta iniciativa, la locación no es un dato
menor. No acercó a la gente de una zona,
donde existían problemáticas sociales, al cine arte como querían sus
promotores, pero sí logró alejar a
muchos de sus consumidores habituales que no querían andar por el barrio en
horas nocturnas.
El otro caso es
el del cine Gaumont. Desde el año 2003, el INCAA alquiló la locación y fundó el
Espacio Km 0 para el cine nacional. Pero el año que viene termina el contrato
de alquiler y como se sabe, la empresa que alquila el lugar al INCAA, es la
misma que no le renovó los contratos al Atlas Santa Fe, Lavalle y General Paz.
Ante la segura posibilidad de que tampoco renueve contrato para el cine
Gaumont, hay un proyecto de ley impulsado
por legisladores porteños que intenta salvaguardar el edificio como patrimonio
cultural histórico. Será cuestión de esperar para ver si el Gaumont entra en la
historia como patrimonio o como recuerdo de lo que alguna vez fue una sala de cine
arte nacional.
Hacer visible lo visible
Las salas del
circuito independiente van desapareciendo poco a poco mientras todos se rasgan
las vestiduras, pero nadie quiere invertir en un negocio que da perdidas. Habrá
que contemplar el abismo, como profesaba el surrealismo, para ver que nos
deparará él futuro. Por supuesto, hablamos de sostener un circuito que también
es comercial, pero de productos estéticamente distintos. El cine arte seguirá
existiendo mientras haya gente que quiera hacer las cosas de manera alternativa
y se las arregle para conseguir una cámara. A lo mencionado anteriormente, hay
que sumarle una cuestión que afecta al circuito comercial independiente: internet
y las tecnologías caseras, de muy sencillo manejo, acercaron la música, los
libros, y el cine a los públicos masivos, pero alejaron la ganancia de los
productores, distribuidores y salas. Esto no es en esencia un problema para la
supervivencia del cine arte, pero si es para el circuito comercial
independiente.
"El Artista": una película que busca sala... |
La pregunta
sería qué impacto tendría en la sociedad argentina una propuesta comercial de
cine arte en base a salas de calidad, precios accesibles, tecnología de punta,
e inversión en publicidad, que bajo la tutela del Estado saliera con los
tapones de punta a posicionar un producto de calidad. Soñar no cuesta nada, pero la realidad es
compleja. Al menos, si tomamos como base los ejemplos actuales, sabemos que las
soluciones no deben ser ingenuas. Los públicos del cine arte no son
esencialmente masivos, eso lo enseña la experiencia del Art Cinema, y pueden
comportarse de manera caprichosa. No es menos cierto que tampoco se puede dejar
en manos de la actividad privada (al menos no exclusivamente) una empresa que
tiene como norte difundir un cine con contenidos, porque la maximización de las
ganancias es siempre su meta. En cuanto no se cumplen los objetivos
comerciales, no dudan en bajar las persianas de las salas y dedicarse a otra
empresa más lucrativa. Es cuestión de
diagramar un proyecto que contemple dos aspectos esenciales: que el cine arte
es patrimonio cultural en tanto arte, no por la historia de las salas, y que
merece ser salvado por lo que representa: una lenguaje expresivo distinto,
menos superficial, y en potencia, útil para todos.
La protesta: carteles de vecinos organizados contra el cierre del complejo. |
Sebastian Borreani
Director general de Sentido Creativo
www.sentidocreativo.com.ar
para Revista Industria Argentina, Nº 41. Julio 2012
www.larevistadesaavedra.com.ar
www.revistasdebuenosaires.blogspot.com
Fotos: Revista Industria Argentina.